Voces

He vuelto. Bueno, nunca me había ido, no del todo. El final del 2018 y el comienzo del 2019 fueron altamente eléctricos, montañas rusas emocionales. Necesité descansar el cuerpo, el alma y la mente. No he publicado nada hasta ahora porque tampoco tenía mucho que decir, y muy poco por contar. Necesitaba calma y perspectiva y también reposo. Noches de vino, libro y manta, con el calor peludo canino abrasándome las piernas, las caderas y los costados. De bandas sonoras hipnóticas en plena oscuridad. De romper algunos hábitos por uso excesivo para retomar viejos hábitos oxidados. Lo que viene a ser mi particular vuelta circular a través del tiempo. El bucle de la vida.

Estoy conociendo a alguien. Un hombre, un hombre cualquiera. No voy a dejar de contar por aquí mis amoríos, buenos, malos o simplemente mediocres. Pero he decidido, por esta vez, hacerlo después si acaso, en lo que se refiere a esta persona en concreto. No por razones de privacidad, ni por respeto ajeno -al fin y al cabo yo soy la otra mitad implicada en esto y mi punto de vista sobre nuestra historia en común me pertenece solo a mí-. He decidido no contarlo, por ahora, simplemente por hacer algo diferente a lo que hacía hasta ahora, en los últimos años. No quiero dejar de contarlo, quiero hacer una paréntesis, nada más. Obligarme a usar un enfoque distinto para analizar lo de dentro y fuera de la cama.

Sin embargo, una tiene su propia naturaleza y por vieja más que por diabla sabe cuando no hacer el esfuerzo de nada contracorriente porque no vale para nada. Lo que he hecho aquí, hasta ahora, lo hice por gusto. Este blog no vende ni compra nada, no está monetizado ni se anuncia aquí o allá. No hay interés comercial. Aquí se traspasan sentimientos y vivencias, y luego cada una -y cada uno, lenguaje inclusivo, ok?- limpia el desperdicio con su propia toallita. Tonterías las justas, paz y amor.

Tengo amistades superficiales o socialmente obligatorias que no saben mucho de mis intimidades. Círculos de gente típicos como las mamás del cole, gente de la oficina y conocidos o familiares que están ahí y poco más que añadir. Personas qué, evidentemente, pueden deducir que soy una mujer adulta y madre soltera, y que mi cuerpo tendrá sus necesidades fisiológicas de una mujer todavía sana y capaz de reproducirse, pero ignoran por completo los detalles, los con quién, los dónde y los hasta cuando. Y por mí, encantada de la vida que así siga el asunto.

Pero hay otras personas, que me conocen, que me apoyan, que me aguantaban la melena para vomitar en las noches de borrachera, que aguantaban el llanto después de algún desamor, que me compraban chocolate y churros los días con regla, que saben de mis pasiones, que saben con quién me acuesto y por qué, y también con quién no y por qué. Son personas que conocen parte de mis idas y venidas, que siguen este blog, que conocen las historias de este blog incluso antes de publicarlas yo aquí, que me aconsejan y que hasta me han confesado algún acto masturbatorio leyéndome.

Yo también conozco parte de sus historias. Partes de sus vidas, trozos, fragmentos, pero muy íntimos. Les he sugerido, sin pedirles nunca con exigencia, permiso para publicar aquí algunas de sus historias, personales, eróticas. Aunque las historias las publicaré en primera persona, todas han sido un trabajo en equipo, yo simplemente he sido la culpable de ponerlo por escrito dándole mi toque de escritora fracasada. Asumo la culpa de algún recurso estilístico, pero la esencia no es mía, la vivencia no es mía, las alegrías y los fracasos no son míos.

No sé ni cuando ni durante cuáno tiempo estaré publicado historias ajenas, pero mucho más interesante que las mías. Hasta nuevo aviso, supongo. Yo solo espero que os guste, que las disfrutéis y si acaso, que dejéis algún comentario, algún correo electrónico, algún mensaje, siempre y cuando mantengáis los niveles de una mínima decencia comunicativa por escrito. Ni fotopollas, ni haters misóginos pajeriles. Paz y amor, que es gratis y alarga la vida.

3 comentarios sobre “Voces

Replica a Julio Cancelar la respuesta